Oficina de Prensa
Con especial alegría y disposición, fieles encargados de movimientos y comisiones, así como presbíteros y consagrados de la Diócesis de Tepic, participaron en la Primera Asamblea Diocesana de Diálogo 2021, que se llevó a cabo de manera híbrida, es decir, laicos de parroquias se reunieron por decanatos de forma presencial sin pasar los límites permitidos por los protocolos de salud, y entre todos los participantes de forma virtual.
La asamblea se llevó a cabo los días 20 y 21 de abril, con la participación de Monseñor Luis Artemio Flores Calzada, Obispo de Tepic, y el Dr. Pbro. Armando González Escoto de la Arquidiócesis de Guadalajara, quien recordó la importancia del reconocimiento de la dignidad humana como primicia del progreso y el bienestar común; es por ello que el trabajo pastoral debe buscar la mejora de las condiciones de vida, como el trabajo, la salud, la cultura, la religión y la recreación, así como el pleno desarrollo de la persona humana, en la libertad y la paz.
Un trabajo de Reflexión
El trabajo de reflexión de estos días se basó en los desafíos planteados por los Obispos de México en el Proyecto Global de Pastoral, mismos que –considerando la invitación constante del Papa Francisco– centran su atención en los excluidos y marginados por las sociedades. Así, partiendo del diálogo –como base del entendimiento y cimiento de la fraternidad– las comunidades y movimientos diocesanos han planteado propuestas que den respuesta a las necesidades propias de su realidad y a las circunstancias que esta época ha propiciado, incluidas las traídas por la pandemia durante el último año.
Sin duda, con esta asamblea la Diócesis dio dos importantes pasos: primero, el utilizar las plataformas digitales para llegar a donde las personas están; y segundo, el aceptar los retos presentes para anunciar y promover, con vigor profético, los valores que dan vida y hacen brotar el amor fraterno.
Esta asamblea también recordó que no somos cristianos sólo dentro del templo, sino que lo somos cada día y a cada hora, donde nos encontremos y con quien estemos; así, cada espacio y cada circunstancia es una oportunidad para hacer pastoral, para construir el reino de la misericordia.
