Colaborador: Dra. Cynthia Lizzette Arreola Aguirre (Geriatra)

El 28 de agosto se conmemora el día del abuelo en México, por ello me complace escribir estas líneas para reconocer y agradecer sus grandes enseñanzas y su sabiduría, así como hablar de la importancia que tiene el que cuenten con una atención adecuada tanto en la sociedad como en lo que respecta a salud.  

En mi desempeño como médico Geriatra me ha tocado conocer a un gran número de adultos mayores, y el trato a diario con ellos me ha llevado a entender las necesidades que tienen en el día a día, no sólo desde la parte médica, sino también desde la parte emocional, afectiva y espiritual. 

La Geriatría: un asunto de prevención

Hablando del aspecto médico es muy frecuente que la gente pregunte: ¿Qué es un Geriatra?, encontrándonos con una frecuente negación por parte del paciente a ser llevado a nuestra consulta, y esto sobre todo por los prejuicios y mitos que se tienen, muchas veces considerando que se acude al Geriatra cuando ya no hay nada más que hacer,  cuando en realidad nosotros nos encargamos del abordaje del adulto mayor no sólo enfermo, sino desde la prevención.

Los Geriatras abordamos los aspectos sociales, psicoafectivos y funcionales; entonces se puede acudir al Geriatra desde los 60 años de edad con o sin enfermedades. 

Si el paciente es una persona sana, nuestro objetivo será mantener ese estado de salud y dar herramientas de prevención y detección oportuna; y si por el contrario ya se padecen enfermedades agudas o crónicas, comenzaremos el abordaje con el objetivo de coordinar el manejo adecuado  para tener un buen  control de la enfermedad, evitar complicaciones y tratar de mantener la funcionalidad del paciente. 

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    Cuidar al adulto mayor

    El objetivo primordial de la Geriatría es lograr el mantenimiento y la recuperación funcional de la persona mayor para conseguir el máximo nivel de autonomía e independencia. Para lograrlo se requiere la participación de especialistas de la salud, la familia, las personas cuidadoras, las amistades y el núcleo social cercano. Y ya que mencionamos a los cuidadores, vale la pena hacer hincapié en el trabajo fundamental que desarrollan. 

    Cuidador no sólo es la persona remunerada o pagada para que cuide a un paciente; la mayoría de las ocasiones el cuidador principal es uno de los familiares, que por lo más común es una hija o la pareja del paciente,  quienes se enfrentan a grandes retos pero hacen su mayor esfuerzo por continuar con este importante trabajo; merece la pena también apoyar al cuidador asegurando su debido descanso y aportándole la las herramientas necesarias para mejorar la atención de su paciente, y por supuesto pedir ayuda cada que sea necesario. 

    Eliminar prejuicios y estereotipos

    La emisión de un diagnóstico y de medidas específicas para la atención del adulto mayor por parte de profesionales de la salud y la colaboración de la familia y de personas cuidadoras, ayuda a mejorar o estabilizar la salud del paciente y lentificar su deterioro a medida que envejece, además de reducir la posibilidad de hospitalización. 

    Por último,  no debemos olvidarnos que los adultos mayores deben siempre ser escuchados y tomados en cuenta para la toma de decisiones; debe respetarse su autonomía y dignidad como personas y que evitemos caer en el “viejismo”, que se define como cualquier actitud o acción que subordina a una persona o grupo por razones de edad; se caracteriza por prejuicios, estereotipos y discriminación contra los adultos mayores sustentados en la creencia de que en la vejez las personas son menos atractivas, capaces, inteligentes y productivas. Para evitar caer en el viejismo es indispensable promover una cultura enmarcada por el envejecimiento activo a nivel familiar, comunitario y educativo para así eliminar los prejuicios y estereotipos. 

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