Es muy cierto que “el hoy” es lo que tenemos que atender y vivir, y de la mejor manera. Del pasado, lo mejor que podemos hacer es aprender de nuestros errores y aciertos. Pero, y del mañana, ¿qué podemos hacer?
Construir un mejor futuro
Podemos construir el mejor futuro para todos si sabemos, con la suficiente antelación, los distintos escenarios que podremos vivir, y elegimos el mejor de ellos.
Quienes propusieron nuestro plan pastoral diocesano son de la filosofía y corriente social llamada prospectiva. Los prospectivistas, dentro de una concepción más humanista, consideran que el futuro depende de la acción del hombre, y que la propia convivencia social, con todo y su calidad de vida, es una creación humana. La prevención y previsión serán fundamentales.
Cuídate
El saber compartir-te a través de una comunicación asertiva con tus planes y expectativas es importantísimo. No sólo te comuniques; habla desde el corazón, ten conexiones valiosas y aprende a ser transparente y vulnerable, por cierto. Ahí en tus grupos significativos, en tu comunidad, involúcrate en actividades en las que tengas convicciones y en las que puedas conectarte.
Cuida tu cuerpo, tu salud, interesándote en la salud de todos. Aprende a cuidar tu cuerpo y tu mente: emociones, sentimientos, expectativas. Nota que eres un ser eminentemente social; fíjate en los valores que compartes en tus grupos y en los cambios. Ya sea en el ámbito laboral, personal, académico… los cambios se suceden (aunque su grado de importancia puede diferir mucho) y ocurren casi a diario. Aprender a visualizarlos y gestionarlos puede ayudarnos a crecer como personas y a estar preparados para toda adversidad. Sobre todo aquellos cambios que afecten la salud integral (social, afectiva y física).
Gestionar los cambios
La gestión de esos cambios forma una cultura de prevención.
A veces los cambios comportan situaciones desagradables o incómodas, así como una reorganización de la nueva realidad; habría que aceptarlo de inicio para poder entenderlo y atenderlo de la mejor manera. Adaptarnos a la nueva realidad cada día, asumir las pérdidas cuando lleguen y ser conscientes de que no sólo existe el momento presente, sino que puede haber un mañana mejor.
Imagínalo, compártelo, discútelo, constrúyelo con una visión prospectiva y estarás previendo y previniendo. Por ello, mirar hacia adelante nos puede ayudar a enfocar la situación con mayor serenidad y consciencia. En situaciones de cambio es posible que exista una ganancia superior a la pérdida que haya aparecido por ahí.
Existen varias formas de afrontar los cambios: 1) Resistirse y quejarse; 2) Resignarse; 3) Aceptar y 4) Cambiar 5); Negarlos; 6) Analizarlos… aprender de ellos y crear opciones para el hoy y el mañana.
Sé que tú, estimado lector, tienes una buena propuesta ante esta crisis integral que vivimos, y sabes cómo no caer en errores pasados para vivir un mañana mejor. Te invito a presentarla, discutirla y ponerla en práctica en la comunidad en la que te desenvuelves.
Como las vírgenes prudentes del evangelio: ¿qué propones para un mañana mejor?, ¿cómo prevenirlo en tu comunidad?