Estamos viviendo  un reto inédito en nuestras vidas, en la familia y en la sociedad. En marzo de 2020 nos vimos obligados a tomar el reto de un cambio radical en nuestro modo de vivir, incluido el espacio escolar.

Las escuelas, los maestros, las familias –pero sobre todo los niños y jóvenes– tuvimos que hacer un gran esfuerzo para finalizar el ciclo escolar de una manera completamente diferente a la habitual. Y el día de hoy podemos decir: ¡lo logramos!


Escuela y Familia: una alianza necesaria

Durante la actual contingencia, la relación ESCUELA-FAMILIA (que sabemos somos una alianza necesaria, y que hemos abordado en artículos anteriores) se vuelve más importante que nunca, y nos plantea preguntarnos: ¿cómo maestros estamos haciendo el mejor de los esfuerzos para apoyar a las familias de nuestros alumnos en estos momentos?; ¿cómo papás estamos dando lo mejor para dar soporte a nuestros hijos y maestros?; ¿como escuelas estamos respondiendo con responsabilidad a las necesidades de los estudiantes y de sus familias, pero también de nuestros maestros?

Cada una de estas preguntas –y muchas más– es necesario hacerlas en este momento, y de ello dependerá que los niños, adolescentes y jóvenes, que hoy se encuentran aprendiendo a distancia –sin poder asistir a sus escuelas, convivir con sus compañeros y maestros, jugar y socializar como lo han hecho siempre– salgan fortalecidos de esta situación.

Artículo de la revista La Senda, La educación es responsabilidad de todos, imagen de niños en laptop estudiando
    Artículo de la revista La Senda, La educación es responsabilidad de todos, imagen de familia reunida estudiando

      Mayor responsabilidad

      En el contexto de #QUÉDATE EN CASA, estamos  expuestos, tanto las familias como las escuelas, a la observación y a la crítica continua. Por ello, los preparativos del ciclo escolar 2020-2021 se deben hacer pensando más allá de la plataforma tecnológica que se usará, y realmente aprovechando las lecciones aprendidas en los meses pasados y considerando esta alianza tan ncecesaria entre la Escuela y la Familia.

      Hoy más que nunca debemos vivir con respeto y admiración el trabajo y esfuerzo que todos estamos haciendo por el bienestar de nuestros alumnos y de nuestros hijos. Debemos vivir con responsabilidad y empatía el rol que a cada una de las partes nos toca tener.

      La escuela no es sólo para aprender Matemáticas, Español y Ciencias; es también para aprender cómo construir relaciones sociales e interacciones sólidas. El papel de los padres y la familia, que siempre ha sido extremadamente importante, adquiere ahora mucha mayor responsabilidad.


      Las crisis como una oportunidad

      Los invito a que veamos estos cambios y retos como oportunidades para que el proceso de enseñanza-aprendizaje, y la relación entre familia-escuela se fortalezca y logre ser más efectiva, accesible, flexible y adaptable al contexto en que vivimos.

      La educación a distancia demanda ciertas capacidades de autonomía y habilidades tecnológicas por parte de los alumnos, por lo que la escuela debe ayudar a los padres dándoles consejos y sugerencias sobre cómo apoyar de mejor manera a sus hijos en esta compleja coyuntura. Los padres deben mantenerse involucrados en el proceso educativo de sus hijos y estar en constante comunicación con la escuela. Es necesario abandonar la idea de que la calidad de la educación actual es sinónimo de una plataforma en Internet. El alumno demanda sistemas académicos sólidos, padres y familias comprometidas  y maestros que los acompañen provocando su curiosidad y desafiándolos día con día.

      Es también fundamental que las escuelas aprovechen este momento para fortalecer y desarrollar las habilidades socioemocionales de sus alumnos y de sus familias. Propiciar espacios para reflexionar cómo podemos contribuir a la mejora de la sociedad para que esta situación nos haga mejores.

      Artículo de la revista La Senda, La educación es responsabilidad de todos, imagen de niña estudiando en laptop

        Tal como nos lo planteó el Papa Francisco en el Angelus del 15 de marzo: “Estamos invitados a redescubrir y profundizar el valor de la comunión que nos une a todos los miembros de la Iglesia”.

        Éste es un gran reto. Pero es un reto que con paciencia, amor y responsabilidad lograremos vivir y del acual saldremos fortalecidos.