"Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la juventud más hermosa de este mundo. Todo lo que toca se hace joven, se hace nuevo, se llena de vida. Por lo tanto, las primeras palabras que quiero dirigir a cada joven cristiano son: ¡Él vive y te quiere vivo!".


Con las palabras anteriores comienza el nuevo documento del Papa Francisco dirigido a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios. Lleva por título “Christus Vivit” (“Cristo Vive”). Es una Exhortación Apostólica, fruto del Sínodo de Obispos que se llevó a cabo en el Vaticano y que concluyó en octubre de 2018. El Papa Francisco lo firmó el pasado 25 de marzo en Loreto, Italia. 

El documento se compone por nueve capítulos:


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    1.- ¿Qué dice la Palabra de Dios sobre los jóvenes?

    Presenta brevemente figuras de jóvenes del Antiguo Testamento: José, Gedeón, Samuel, el rey David, entre otros. Resaltando que “Jesús, el eternamente joven, quiere darnos un corazón siempre joven... notamos que a Jesús no le gustaba que los adultos miraran con desprecio a los más jóvenes o los mantuvieran a su servicio. Al contrario, preguntaba: "El que es mayor entre vosotros, se hace como el más joven" (Lc 22,26)”.

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      2.- Jesucristo siempre joven

      El Papa aborda el tema de la juventud de Jesús como lo describen los evangelios: “Jesús -no- era un adolescente solitario o un joven que pensaba en sí mismo. Su relación con la gente era la de un joven que compartía la vida de una familia bien integrada en el pueblo, nadie lo consideraba extraño o separado de los demás... gracias a la confianza de sus padres... se mueve libremente y aprende a caminar con todos los demás”. 

      La Iglesia ha de mostrar la figura de Jesús “de una manera atractiva y eficaz”. "La Iglesia no debe estar demasiado concentrada en sí misma, sino que debe reflejar sobre todo a Jesucristo... Esto significa que debe reconocer humildemente que algunas cosas concretas deben cambiar”.

      Para cerrar este capítulo, el Papa presenta a la Virgen María como “la influencer de Dios”. Y menciona que la Iglesia también está llena de jóvenes santos; recuerda a San Sebastián, San Francisco de Asís, Santa Juana de Arco, Santa Teresa del Niño Jesús, entre otros.


      3.- Tú eres la hora de Dios

      En este capítulo el Papa menciona que no se pueden limitar a decir: “los jóvenes son el futuro del mundo: son el presente, lo enriquecen con su aportación”. Por eso es necesario escucharlos, aunque “a veces prevalece la tendencia a dar respuestas preenvasadas y recetas preparadas, sin dejar que las preguntas de los jóvenes surjan en su novedad y capten su provocación”.

      Toca el tema del “entorno digital”, mencionando que se ha creado “una nueva forma de comunicación” y que “puede facilitar la circulación de información independiente”. Y hace una invitación a todos: “No dejen que les roben la esperanza y la alegría, no dejen que les narcoticen y les usen como esclavos de sus intereses. Ser joven no sólo significa buscar placeres pasajeros y éxito superficial. Para que los jóvenes alcancen su meta en el camino de la vida, la juventud debe ser un tiempo de donación generosa, de ofrenda sincera. Si eres joven, pero te sientes débil, cansado o decepcionado, pide a Jesús que te renueve. Es muy difícil luchar contra... las trampas y tentaciones del diablo y del mundo egoísta si estamos aislados. Por ello se necesita una vida comunitaria”.

      Habla también de los abusos contra los niños e hizo suyo el compromiso del Sínodo de adoptar medidas rigurosas de prevención; expresa su gratitud “a quienes tienen el valor de denunciar el mal que han sufrido”. Y recuerda que, “gracias a Dios, los sacerdotes que han sido culpables de estos "horribles crímenes no son la mayoría, sino que ésta está formada por aquellos que ejercen un ministerio fiel y generoso”. 


      4.- El gran anuncio para todos los jóvenes

      El Papa anuncia a todos los jóvenes tres grandes verdades:

      Primera “Dios que es amor”: y por tanto “Dios te ama, no lo dudes nunca”.

      Segunda “Cristo te salva”:  Nunca olvides que Él perdona setenta veces siete. Vuelve a llevarnos sobre sus hombros una y otra vez". Jesús nos ama y nos salva porque "sólo lo que amamos puede salvarse”. Sólo lo que abrazamos puede ser transformado.

      Tercera “El Vive”:Debemos recordarlo -Él está vivo- porque corremos el riesgo de tomar a Jesucristo sólo como un buen ejemplo del pasado, como un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos mil años. Esto no nos haría ningún bien, nos dejaría como antes, no nos liberaría”.


      5.- Los caminos de la juventud, 6.- Jóvenes con raíces

      En ambos capítulos el Papa Francisco profundiza sobre la mentalidad del joven referente a lo que les presenta el mundo, cómo actúan ellos y la invitación que él les hace. 

      Menciona: “La palabra “inquietud” resume muchas de las aspiraciones del corazón de los jóvenes... ve -en ellos- a aquel que tiene los pies siempre enfrente del otro, dispuesto a salir, a disparar, siempre lanzado hacia delante. La juventud no puede seguir siendo un tiempo suspendido porque es la “edad de elección” en el ámbito profesional, social, político y también en la elección de la pareja o en la de tener los primeros hijos”. 

      -Me- “duele ver que algunos proponen a los jóvenes construir un futuro sin raíces, como si el mundo empezara ahora. Si alguien te hace una propuesta y te dice que ignores la historia, que no atesores la experiencia de los ancianos, que desprecies todo lo que ha pasado y que mires sólo hacia el futuro que te ofrece, ¿no es ésta una forma fácil de atraerte con su propuesta de hacerte hacer sólo lo que él te dice?.

      Hoy se promueve una espiritualidad sin Dios, una afectividad sin comunidad y sin compromiso con los que sufren, un miedo a los pobres vistos como seres peligrosos, y una serie de ofertas que pretenden hacerles creer en un futuro paradisíaco que siempre se postergará para más adelante”. 

      Su invitación es: “Si jóvenes y viejos se abren al Espíritu Santo, juntos producen una maravillosa combinación. Los ancianos sueñan y los jóvenes tienen visiones; si los jóvenes están arraigados en los sueños de los ancianos, logran ver el futuro. Es necesario arriesgarse juntos, caminar juntos jóvenes y viejos: las raíces no son anclajes que nos atan, sino un punto de arraigo que nos permite crecer y responder a nuevos desafíos”.

      7.- Pastoral Juvenil,  8.- Vocación,  9.- Discernimiento

      Estos últimos tres capítulos conforman la invitación final del Papa sobre la meta de los jóvenes: “Sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en títeres a merced de las tendencias del momento. Una expresión de discernimiento es el compromiso de reconocer la propia vocación. Es una tarea que requiere espacios de soledad y silencio, porque es una decisión muy personal que nadie más puede tomar en nuestro lugar. El don de la vocación será, sin duda, un don exigente. Los dones de Dios son interactivos, y para disfrutarlos hay que ponerse en juego, hay que arriesgarse.

      La exhortación concluye con "un deseo" del Papa Francisco: "Queridos jóvenes, me alegrará verles correr más rápido que los que son lentos y temerosos. Corran y sean atraídos por ese rostro tan amado, que adoramos en la Sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne de nuestro hermano que sufre.... La Iglesia necesita de su impulso, de sus intuiciones, de su fe... Y cuando lleguen a donde todavía no hemos llegado, tengan la paciencia de esperar por nosotros". 

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