Colaborador:Norma Angélica Trigo González
“Dios desea que, como hizo María con Isabel, los jóvenes alegren el corazón de los ancianos, y que adquieran sabiduría de sus vivencias. Pero, sobre todo, el Señor desea que no dejemos solos a los ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como por desgracia sucede frecuentemente”. Así lo señala el Papa Francisco en su mensaje con motivo del III Jornada Mundial de los abuelos y de los adultos mayores que se realizó el pasado domingo 23 de julio, cuyo lema es: “Su misericordia se extiende de generación en generación” (Lc 1, 50).
Desafortunadamente los adultos mayores atraviesan diversas situaciones de vulnerabilidad que los pone en desventaja a veces ante su propia familia.
Explotación económica
La explotación económica de la que son víctima los adultos mayores tiene muchas aristas, va desde el robo de la pensión, préstamos que nunca les pagan, les venden sus casas, les piden que cooperen para fiestas de bodas o 15 años, les exigen que entreguen su dinero para gastos de la casa y hasta los expulsan del hogar si se niegan a entregar sus ingresos.
La pensión de trabajo, sumada a la que ahora les entrega el gobierno federal, los ha hecho “más atractivos” para sus hijos, nietos, sobrinos y hasta amigos, porque, consideran, que ya no necesitan dinero para divertirse o comprarse ropa y calzado. La pensión se las entregan en tarjetas y muchos no saben usar un cajero automático o no pueden ir.
“A pesar de todo, los adultos mayores protegen a sus hijos o familiares, no denuncian los abusos aunque estén conscientes de ello. El maltrato se puede dar en la familia o en instituciones de salud o con cuidadores porque no tienen capacitación, falta mucha cultura y difusión de la información”.
Tipos de maltrato
“El maltrato a los adultos mayores no sólo es de un empujón, un pellizco, un jalón de cabello, también se quedan con el dinero de alguna renta, de su pensión porque no pueden ir al cajero, otros heredan en vida sus casas y los sacan o si tienen tarjetas de crédito, los hijos las usan, es un abuso financiero a la persona. A veces tampoco los dejan salir con otro familiar, los tienen como rehenes, no les permiten visitas. Unos más se llevan cosas de la casa de sus padres sin pedirlas, también es un robo, deben pedírselas, los deben tomar en cuenta”, señaló el gerontólogo Sergio Rico, quien agregó que no hay estadísticas certeras porque no existen denuncias de los abusos pero las instituciones deben intervenir.
