El dos de febrero, a los cuarenta días del Nacimiento del Salvador, celebramos en la Iglesia CatólicaLa Presentación del Niño Jesús al Templo y la Purificación de la Virgen María. 

Cuando hablamos de la Purificación de la Virgen María no estamos hablando de que Ella haya pecado. Se trata más bien de una impureza de tipo ritual, no de índole moral. Así da testimonio el libro del Levítico: “El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a los israelitas: Cuando una mujer quede embarazada y dé a luz un varón, será impura durante siete días, como lo es en el tiempo de su menstruación. Al octavo día será circuncidado el niño, pero ella deberá continuar purificándose de su sangre durante treinta y tres días más.No tocará ninguna cosa santa, ni entrará en el santuario, hasta que se cumplan los días de su purificación” (12, 1-4).  

“Al concluir el período de su purificación, tanto por el hijo como por la hija, la madre presentará al sacerdote, a la entrada de la Carpa del Encuentro, un cordero de un año para ofrecer un holocausto, y un pichón de paloma o una torcaza, para ofrecerlos como sacrificio por el pecado. El sacerdote lo ofrecerá ante Yahvé haciendo expiación por ella, y quedará purificada del flujo de sangre” (Lev 12, 6-7a).

Esta es la doble fiesta que celebramos el 2 de febrero: una con énfasis en María y otra con énfasis en Jesús, que es reconocido como Salvador y Mesías por los dos ancianos Simeón y Ana, representantes singulares del pueblo elegido.
En esta Solemnidad del Señor, Él se nos hace presente como “luz para alumbrar a las naciones y gloria de Israel” (Cfr. Lc 2, 32).

¿Por qué se llama Día de la Candelaria?

Porque desde tiempos muy antiguos los fieles hacían una gran procesión llevando candelas (velas) para que fueran bendecidas. Estas velas simbolizan a Jesús, luz del mundo (Jn 8, 12), y nos recuerdan que también los cristianos estamos llamados a ser luz del mundo (Mt 5, 14-16). 

En esta fiesta es muy venerada la imagen de María con el niño en su brazo izquierdo, y en su brazo derecho una candela. En el Centro del País, ese día también se tiene la costumbre de levantar al Niño del Nacimiento, llevarlo a bendecir al Templo y ofrecer como expresión de alegría Tamales y Atole.