Colaboradora: Ana Covarrubias

Coordinadora General de la Comisión de Catequesis Infantil de la Parroquia de la Divina Providencia, Col. La Aurora, Puerto Vallarta, Jal.

De pequeña y hasta mi adolescencia fui formada en la Fe. 

Mi catequista era una mujer mayor que además tenía un precioso espacio con jardín, que se encargó de que sus alumnos de catequesis tuviéramos dónde jugar, a cambio de nada: de que nos portáramos bien. Teníamos hasta una pequeña biblioteca. 

¡Recuerdo esos años con tanto cariño! Las clases de catequesis eran bastante divertidas, sobre todo a medida que los niños íbamos creciendo. 

Formaba parte del coro parroquial, y en este sentido quiero distinguir el ámbito de la Catequesis. Enseñar a niños, jóvenes o adultos: quién es Dios, cómo hablarle, de qué hablarle y cómo tener una relación con Él, conocerle mejor para poder tratarle y amarle.

Con esto quiero decir que, si los padres de familia quieren que sus hijos sean educados en la fe, para eso está la Catequesis.

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    La Catequesis inicia en casa

    Los padres son los primeros y principales educadores de la fe de sus hijos. Ellos han de encargarse de guiar los primeros pasos en el proceso de la fe de esos niños, desde que empiezan a descubrir la realidad que les rodea. 

    Los padres de familia que cumplen con su deber enseñan a sus hijos a conversar con Dios, a darle gracias por el don de la vida, la salud, el hecho de tener una familia, etc. A pedir perdón por los errores que cometemos, y a pedirle las gracias que necesitamos para andar por el camino del bien.

    Cuando los niños han llegado ya al uso de razón, los padres han de acudir a la parroquia para que ésta les ayude a educar a su hijo con la catequesis. La catequesis parroquial es un proceso de formación bíblica y doctrinal, de maduración en la fe; es una etapa de mayor conocimiento acerca de Dios, de nuestra Iglesia y de la propia comunidad parroquial. 

    Es necesario que se valore la importancia que tiene este proceso de enseñanza-aprendizaje; no es suficiente que los padres inscriban a los niños en la parroquia para hacer la Primera Comunión y después desaparecer hasta la catequesis de Confirmación, o ya para siempre. Los niños, a quienes los padres les permiten o les imponen esto, necesariamente tendrán una formación cristiana del todo deficiente. Es imprescindible recorrer todo el proceso para que puedan recibir una síntesis de la fe cristiana y una visión de conjunto de la misma. 


    Ministerio laical del catequista

    Ser catequista es una vocación a la que Dios llama para el servicio evangelizador en la Iglesia. Tal y como el Papa Francisco comentó: “algunos de nuestros hermanos y hermanas están llamados a la tarea importante de servir el Evangelio de Jesús, de anunciarlo para que su consuelo, su alegría y su liberación lleguen a todos”. 

    El ministerio laical de catequista es una nueva realidad de la iglesia creada por el Papa Francisco en mayo de 2021 con el documento Antiquum ministerium, con un rito publicado en diciembre y utilizado por primera vez por el mismo Papa en enero de 2022.

    ¿Qué es el ministerio de catequista, y por qué es importante?

    Este ministerio es un servicio que se presta a las parroquias y diócesis siguiendo los lineamientos indicados por el obispo y por los párrocos. Se trata de un ministerio de naturaleza laical que parte de la condición de ser bautizado. «El apostolado laical posee un valor secular indiscutible, que pide “tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios”» (Antiquum ministerium, n. 6). Tiene la característica de estable, es de forma similar a los ministerios de lector y acólito. 

    ¿Quiénes pueden participar de este ministerio? Hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, capaces de acogida, generosidad y vida de comunión fraterna, posean la debida formación bíblica y teológica. Que hayan recibido los sacramentos de la iniciación cristiana.


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    ¿Por qué es importante el ministerio laical del catequista?

    La tarea del catequista es de suma importancia, ya que es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo; acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia:

    • el primer anuncio que introduce al kerygma,
    • la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo,
    • la preparación a los Sacramentos de la Iniciación Cristiana,
    • la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a «dar razón de su esperanza». 
    El Sr. Obispo de Tepic invitó a estar en apertura para esta asamblea.

      Ser catequista es un privilegio, un honor y una gran responsabilidad; ser catequista consiste en prestar el servicio de transmisión de la fe, practicarla y crecer en ella. 


      Tú puedes ser catequista

      1. Porque eres hombre o mujer profundamente creyente, que sabe mirar y valorar las cosas profundas de la vida.
      2. Porque eres un ser de manos generosas y siempre abiertas a los hermanos.
      3. Porque eres hombre o mujer que no sólo tiene conciencia de ser maestro, sino también discípulo. Sabe dar y recibir, enseñar y es enseñado, escucha y es escuchado. Evangeliza y es evangelizado.
      4. Porque eres un ser humano con acciones y espíritu de buen samaritano. 
      5. Porque eres Constructor de la vida y de la paz.

      Por eso los catequistas, hoy más que nunca, estamos seguros de que el Reino de Dios sigue avanzando, a través del trabajo en la comunidad, “como la más pequeña de las semillas, que puede convertirse en el árbol más alto, donde hacen sus nidos los pájaros del cielo” (Mt 13, 32).

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