Colaborador: JCVP

Julio no sólo representa el mes de vacaciones para la mayoría de las instituciones educativas, sino que también es un excelente momento para plantearnos sobre cómo vamos en este año 2022. Porque ha pasado la mitad de los meses, y ojalá no hayamos olvidado aquellos compromisos que nos hicimos en año nuevo y que usualmente, en este momento del año, ya hemos olvidado.

Así, la columna de este mes está enfocada en la gran oportunidad que nos da el mes de julio para detenernos, observar, hacer cambios y avanzar; buscando que la segunda mitad del año pueda ser un espacio de mejoramiento para nuestra vida y la de aquellos que nos rodean.


Oportunidad para voltear a ver a nuestra familia

Inician las vacaciones, y sin lugar a duda el mes de julio es el espacio ideal para voltear a ver a nuestra familia. Parece raro el que te invite a ver a tu familia, sobre todo porque son las personas que tienes más de cerca; sin embargo, si algo sé, es que en muchas ocasiones la familia se vuelve un grupo de personas que comparten un espacio, pero que realmente no se ven, conviven o incluso conocen. 

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    ¿Cómo estuvo el año escolar de tus hijos? ¿Cómo va la relación de noviazgo que tiene tu hija? ¿Qué ha sido del equipo de fútbol al que antes pertenecía tu hijo? Recordemos que este semestre escolar fue el primero en el que oficialmente los hijos han vuelto a las aulas, convivido con sus amistades en el entorno escolar y, sobre todo, han hecho consciente el tiempo y vivencias que perdieron por la pandemia. Así que te aseguro que tienen mucho qué contar. Abre un espacio para platicar con tus hijos, explícales que te interesa saber cómo se sienten, qué está pasando por su mente y qué experiencias tuvieron en este año escolar. 

    También es importante que reflexionen sobre qué harán en estas semanas de vacaciones, ya que será el primer verano en que se respire una mediana normalidad postpandémica. 

    Es necesario que como padres apoyemos a los hijos en este proceso de readaptación, ya que parece estarse volviendo usual que muchos jóvenes estén “oxidados” en habilidades sociales, y sencillamente se recluyan en sus habitaciones siguiendo la vivencia a la que se habituaron en estos anteriores años. 

    No quiero decir que esté mal que tus hijos estén en sus habitaciones, o que sea necesario que estén fuera de tu casa todo el tiempo, sin embargo, la pandemia pudo desfasar mucho la vida de los jóvenes, y este verano es un buen momento para recuperar la normalidad que teníamos hace un par de años.

    Pues bien, espero que este mes intermedio te brinde muchos momentos para hablar, reír, convivir y reencontrarte con tu familia.


    Oportunidad para voltear a ver nuestro entorno

    ¿Qué ha pasado este medio año en nuestro entorno? ¿Cómo van aquellas y aquellos parientes o amistades que sufrieron la pérdida de alguien cercano en los años anteriores? ¿Qué ha pasado con ese colega que perdió su empleo?

    Aunque pareciera que todo ha vuelto a la normalidad en el momento que nos quitamos los cubrebocas, no podemos olvidar que hemos pasado un par de años muy complicados, en los que muchos perdieron a personas cercanas y muchos otros tuvieron cambios en sus vidas que les impactaron personal y económicamente. ¿Qué ha pasado con ellos? Estamos a la mitad del año, tal vez es buen momento para preguntar.

    Como cristianos, es necesario que aprendamos a capitalizar las vivencias y experiencias que tenemos en la vida, sobre todo cuando han sido tan retadoras como lo han sido los anteriores años. No basta con recordar al compadre o a la prima que fallecieron de COVID, sino que ahora necesitamos contactar a sus hijos y parientes para saber cómo van, y si podemos apoyarles de alguna forma. Tal vez la crisis sanitaria parece estar pasando, pero los problemas que se gestaron seguirán impactando en las personas de manera más continuada, sobre todo si lo que se perdió es a alguien querido. No podemos cerrar los ojos y pensar que por pasarnos el trago amargo ya todo está solucionado. Hay que detenernos, recordar, voltear a ver el entorno y actuar.

    Por otro lado, aprovechemos esta mitad de año para reflexionar sobre los meses que han pasado y los compromisos que me hice en el año nuevo respecto a mi entorno. ¿Cómo voy? ¿He sido mejor padre, hermano, colega o amigo como me lo prometí ese 31 de diciembre? ¿Qué ha pasado con ese ideal de ser mejor vecino, ahorrar o ser más cordial con mis padres? Si has llegado al mes 7 del año y has avanzado poco, creo que es excelente momento para plantearte hacer algo al respecto. No te permitas llegar a diciembre y darte cuenta de que no hiciste nada, y que pasas otro año repitiendo patrones negativos de conducta.

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      Oportunidad para voltear a verme a mí mismo

      ¿Y qué ha pasado contigo estos meses? ¿Crees que estás listo para el 2023? Entiendo que suena raro que en julio te pregunte por el próximo año, sin embargo, y como lo señalé anteriormente, ¿cuándo piensas iniciar el cambio, si no es ahora cuando aún te quedan 6 meses? Digo, no esperarás que llegue diciembre para reflexionar sobre lo que serán tus compromisos repetidos de año nuevo. El cambio se tiene que iniciar hoy.

      ¿Te comprometiste a hacer ejercicio? Pues tienes 6 meses para ponerte en forma y adoptar una vida más saludable. ¿Te comprometiste a dejar de tomar o fumar? Pues aún tienes tiempo para cambiar tus hábitos por otros que verdaderamente contribuyan en tu vida. ¿Te planteaste el ser más caritativo y participar en las labores de la iglesia de tu colonia? Pues no lo pienses más, aprovecha el domingo para acercarte al párroco y preguntarle en qué puedes ayudar.

      No desaproveches otro año para poder crecer, desarrollarte y ser una mejor persona, ya que si algo debemos haber aprendido estos años es que la vida y el tiempo nadie lo tiene comprado. No volverá a haber otro 2022, así que aprovecha que vamos apenas a la mitad del camino para comenzar a caminar o acelerar el paso, porque el sendero es corto y no puedes darte el lujo de volver a quedarte a la mitad del pasaje.

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        No pierdas el tiempo

        Espero que este breve texto sea una invitación para que retomes aquellos compromisos que te hiciste en la cena de año nuevo, considerando que como cristianos debemos de ser comprometidos y enfocados en no perder el tiempo con flojeras o procrastinación. Como diría San José Maria Escrivá: “Aleja de ti esos pensamientos inútiles que, por lo menos, te hacen perder el tiempo”. 

        Veamos hacia adelante, reflexionemos sobre lo vivido, y sobre todo, demos pasos firmes hacia el cumplimiento de nuestros objetivos, con la visión de una vida mejor para nosotros, nuestras familias y nuestro entorno.